No siempre debemos esperar algo de alguien. Quizá ni siquiera debamos esperar nada de nadie, podemos equivocarnos. Y eso
implica tener que soportar algo que no nos agrada absolutamente nada, implica dolor. Si no fuésemos tan ingenuos quizá nunca nos enamoraríamos de la persona equivocada, ni tendríamos noches en vela esperando ese mensaje que nunca llegó, esperando que tocaras en mi casa para pedirme perdón. ¡Qué tontería! Solo creo en las personas...Que a veces pueden ser buenas. Y muchas veces, no lo son. Tantas veces, que no lo son.
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